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miércoles, 18 de septiembre de 2013

¿Nos vamos de pinchos?

Todo español, alguna vez en su vida, ha salido de casa con sus familiares o amigos y ha usado la expresión "qué, ¿nos vamos de pinchos?".
Irse de pinchos, o más formalmente dicho, salir a tomar unos pinchos, es algo habitual en España.
El pincho se caracteriza por ser, generalmente, una rebanada de pan con una pequeña cantidad de comida encima atravesada por un palillo o no. Esta es la definición más correcta que se podía dar de lo que era un pincho en sus orígenes.
Hoy en día podemos encontrar una gran multitud de pinchos, no solo los que llevan una rebanada de pan sino aquellos que no la llevan y destacan por alguna característica que los hacen únicos.
La clave del éxito de un pincho es el sabor, aunque luego veremos como influyen otra serie de factores a la hora de pedir un pincho. A menudo se piensa que ese sabor se consigue mezclando numerosos ingredientes o alimentos cuando, en realidad, puede conseguirse con ingredientes escasos. Buena prueba de ello es, por ejemplo, un pincho típico de la calle Laurel de Logroño famoso por su sabor y sin una elaboración muy costosa:


Se trata de una brocheta de Langostino con piña natural. Un pincho sencillo que desata una explosión de sabor en nuestra boca. (Juan y Pinchame - Logroño - Calle Laurel).

Pero ya no solo se trata de conseguir un sabor importante. Muchos pinchos acaban siendo famosos por su diseño o emplatado, esto es, que sea atractivo para el público. Una buena imagen atraerá más fácilmente al consumidor. 

Se trata de un pincho consistente en una tostada de paté, queso de cabra, manzana al dente y caramelo. (La Taberna de Baco - Logroño - Calle San Agustín). 

Como se puede observar este pincho intenta atraer la atención del público con un gran contraste de colores e incluso, coloca un adorno en el centro del plato.
La elaboración de un pincho es prácticamente un arte que intenta cautivar al comprador y requiere una preparación o un sabor destacable. Aquellos pinchos que posean estas dos características seguramente triunfen.

Después de comentar estos dos aspectos de los pinchos también cabe destacar un tercero: el precio. Muchas veces, y más hoy en día, un pincho barato se acaba convirtiendo en un pincho que triunfa. No es casualidad, por lo tanto, que comencemos a ver por las calles de nuestra ciudad nuevos bares "low cost" que ofrecen una gran variedad de pinchos y aperitivos a bajos precios. A pesar de que estos pinchos sean baratos, algunos se olvidan de conseguir un buen sabor o una buena imagen. El pincho perfecto será entonces, el que consigue reunir esas dos características y, a la vez, sea económico, lo cual resulta bastante complicado.

Pero saliéndonos un poco del argumento gastronómico, irse de pinchos ya no es solo una actividad alimentaria en la que se pretende cenar o comer, sino que esta actividad se ha convertido desde hace mucho en una actividad social. No es casualidad que en las calles de pinchos con multitud de bares, se celebren despedidas de soltero, cumpleaños u otros tipos de festejos.
Los bares de pinchos se han convertido en lugares en los que te encuentras con amigos o familiares compartiendo su compañía con un pincho en la mano y una buena copa de vino en la otra, y si es Rioja, mejor. Irse de pinchos es uno de los mejores planes que pueden hacerse en cualquier comida, concretamente a final de semana, cuando te apetece salir a la calle y disfrutar de una buena comida y, como no, de un buen ambiente.

                                                                                                             David Doménech López



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