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lunes, 30 de septiembre de 2013

Pinchos caseros

Cuando quedas para salir con tus amigos, el mejor plan es ir a tomar unas cervezas con algo de picoteo. Eso es indiscutible. Pero si quieres ahorrar dinero y sorprender a tus acompañantes, ¿por qué no hacer exactamente lo mismo pero sin moveros de casa?

Hoy voy a compartir con vosotros tres sencillas recetas para elaborar rápidas y deliciosas tapas con las que acompañar la velada.

Ensaladilla rusa

Ingredientes:

  • 2 patatas
  • 1 huevo
  • 10 aceitunas
  • 1 lata de atún en aceite
  • Mayonesa
Preparación:

Lo primero que hay que hacer es cocer las patatas y los huevos. Entre tanto, se puede ir troceando las aceitunas y el atún y mezclarlos en un recipiente. Una vez listos los huevos y las patatas, se les quita la cáscara y la piel, respectivamente, los troceamos también y los revolvemos con el resto de los ingredientes. Antes de esto, debemos extraer la yema dura a los huevos y reservarlas para el final. Cuando tengamos la mezcla hecha en el recipiente, se procede a recubrir los ingredientes con la mayonesa hasta darle una forma compacta. Ahora le toca el turno a las yemas de huevo duro, pues procedemos a esparcerlas por encima de la ensaladilla para que le de una buena apariencia.


Huevos rellenos de atún

Ingredientes:
  • 4 huevos
  • Atún
  • Mayonesa
Preparación:

Esta receta es muy rápida y sencilla. Se ponen los huevos en agua hirviendo. Una vez cocidos, se parten por la mitad con ayuda de un cuchillo y se les extrae la yema. El hueco que queda vacío se rellena con atún.

Una vez rellenos, se le pone encima la mitad de huevo restante y se recubre con mayonesa.


Ingredientes:
  • 2 patatas
  • 4 huevos
  • Sal
  • 1 pimiento verde
Preparación:

Se pelan las patatas y se parte en finas láminas. Lo mismo se hace con el pimiento. Se fríen ambos ingredientes. Mientras tanto, se echan los cuatro huevos en un recipiente y se baten. Una vez frito el pimiento y las patatas, se echan en el huevo batido y se deja reposar un poco, añadiendo sal a la mezcla. Después, se echa la mezcla en una sartén y se remueve. Una vez está cuajada se pone un plato encima y se le da la vuelta a la sartén, quedando así la tortilla ya hecha sobre el plato.


Con estos tres sencillos platos, tus amigos y tú tenéis la oportunidad de pasar un buen rato sin gastar y sin moveros de casa. Eso si, añadiendo unas cervezas.


Isabel Esparza Celorrio

lunes, 23 de septiembre de 2013

Calle Laurel

Este fin de semana estuve en fiestas de San Mateo con unos amigos, por lo que era casi obligatorio hacer en algún momento del fin de semana, una parada en la famosa calle laurel de Logroño. El viernes llegamos y nos habituamos un poco a la ciudad. Resumiendo un poco: estuvimos en el chupinazo, en los bares de la calle mayor y en las carpas. Pero el sábado íbamos a cenar a la calle Laurel y en Logroño no hay nada como eso, ni las fiestas de San Bernabé ni las de San Mateo hacen frente a una buena comida en la calle Laurel, aunque no elegimos buenas fechas ya que era casi imposible estar en esa calle, tanto dentro de los bares como fuera. Estaba lleno de gente. Pero eso no nos hizo cambiar de opinión.

El sábado por la noche, en la calle Laurel, emprendimos nuestra marcha hacia el primer bar de la noche, el bar Donosti, que con su amplia variedad de pinchos han conseguido ser un lugar de referencia. En el Donosti probamos el "cojonudo" un pincho hecho a base de amor y cariño, y de pimiento, huevo frito de codorniz y chorizo.
Después de este pasamos al bar Ángel, casi en frente del bar anterior. La elección sobre qué pedir es clara ya que llevan haciendo el mismo pincho desde 1960: el "champi". El pincho consta de tres champiñones montados sobre un trozo de pan, coronados con una gamba. En este pincho la clave es la salsa de ajo que se echa sobre los champiñones y cómo luego esta misma salsa se impregna en el panecillo. Lo mejor del bar es que la plancha está a la vista de los clientes, ver como el cocinero da la vuelta a los champiñones con las espátulas es casi un arte.
Más tarde pasamos por el Pata Negra, donde la idea principal es pedir un pequeño bocadillo fácil de comer. Nosotros pedimos el "tetilla", que consistía en jamón serrano con queso de tetilla fundido al horno, simple, pero nunca antes me había sabido tan rico la mezcla entre el jamón y el queso.
Para terminar pasamos por el bar Sebas, probamos el pimiento relleno de ternera sin pena ni gloria. No me gustó mucho, sabía mas a carne que a pimiento.
No pasaba nada, habíamos dejado un buen pincho para el final, íbamos al bar Los Rotos. El local es bastante acogedor y tiene una gran terraza muy bien aprovechada. La especialidad del bar son los huevos rotos en un bollo de pan tierno, tienen rotos de setas, de chistorra, de morcilla y de otros muchos.
En este último bar terminamos y nos fuimos de la calle Laurel habiendo cenado por menos de diez euros.
Sin duda, el mejor pincho que no os podéis perder si vais a la Laurel, el Champi.

Unai Gómez Elachhab

miércoles, 18 de septiembre de 2013

¿Nos vamos de pinchos?

Todo español, alguna vez en su vida, ha salido de casa con sus familiares o amigos y ha usado la expresión "qué, ¿nos vamos de pinchos?".
Irse de pinchos, o más formalmente dicho, salir a tomar unos pinchos, es algo habitual en España.
El pincho se caracteriza por ser, generalmente, una rebanada de pan con una pequeña cantidad de comida encima atravesada por un palillo o no. Esta es la definición más correcta que se podía dar de lo que era un pincho en sus orígenes.
Hoy en día podemos encontrar una gran multitud de pinchos, no solo los que llevan una rebanada de pan sino aquellos que no la llevan y destacan por alguna característica que los hacen únicos.
La clave del éxito de un pincho es el sabor, aunque luego veremos como influyen otra serie de factores a la hora de pedir un pincho. A menudo se piensa que ese sabor se consigue mezclando numerosos ingredientes o alimentos cuando, en realidad, puede conseguirse con ingredientes escasos. Buena prueba de ello es, por ejemplo, un pincho típico de la calle Laurel de Logroño famoso por su sabor y sin una elaboración muy costosa:


Se trata de una brocheta de Langostino con piña natural. Un pincho sencillo que desata una explosión de sabor en nuestra boca. (Juan y Pinchame - Logroño - Calle Laurel).

Pero ya no solo se trata de conseguir un sabor importante. Muchos pinchos acaban siendo famosos por su diseño o emplatado, esto es, que sea atractivo para el público. Una buena imagen atraerá más fácilmente al consumidor. 

Se trata de un pincho consistente en una tostada de paté, queso de cabra, manzana al dente y caramelo. (La Taberna de Baco - Logroño - Calle San Agustín). 

Como se puede observar este pincho intenta atraer la atención del público con un gran contraste de colores e incluso, coloca un adorno en el centro del plato.
La elaboración de un pincho es prácticamente un arte que intenta cautivar al comprador y requiere una preparación o un sabor destacable. Aquellos pinchos que posean estas dos características seguramente triunfen.

Después de comentar estos dos aspectos de los pinchos también cabe destacar un tercero: el precio. Muchas veces, y más hoy en día, un pincho barato se acaba convirtiendo en un pincho que triunfa. No es casualidad, por lo tanto, que comencemos a ver por las calles de nuestra ciudad nuevos bares "low cost" que ofrecen una gran variedad de pinchos y aperitivos a bajos precios. A pesar de que estos pinchos sean baratos, algunos se olvidan de conseguir un buen sabor o una buena imagen. El pincho perfecto será entonces, el que consigue reunir esas dos características y, a la vez, sea económico, lo cual resulta bastante complicado.

Pero saliéndonos un poco del argumento gastronómico, irse de pinchos ya no es solo una actividad alimentaria en la que se pretende cenar o comer, sino que esta actividad se ha convertido desde hace mucho en una actividad social. No es casualidad que en las calles de pinchos con multitud de bares, se celebren despedidas de soltero, cumpleaños u otros tipos de festejos.
Los bares de pinchos se han convertido en lugares en los que te encuentras con amigos o familiares compartiendo su compañía con un pincho en la mano y una buena copa de vino en la otra, y si es Rioja, mejor. Irse de pinchos es uno de los mejores planes que pueden hacerse en cualquier comida, concretamente a final de semana, cuando te apetece salir a la calle y disfrutar de una buena comida y, como no, de un buen ambiente.

                                                                                                             David Doménech López



lunes, 16 de septiembre de 2013

El origen del tapeo

Los españoles siempre hemos destacado por nuestras costumbres. Famosos por las juergas que nos pegamos en todos y cada uno de los rincones del país, pues siempre hay algo que celebrar. También llama la atención nuestra querida siesta después de comer, que es sagrada. Se dice que somos extremadamente cariñosos por la forma en que nos saludamos, con abrazos y besos, cuando en Japón, por ejemplo, esto lo ven obsceno, descortés y anti-higiénico, por lo que se limitan a inclinar un poco la cabeza. En fin, tradiciones.

Pero, sin lugar a dudas, una de las costumbres que más ha llamado la atención siempre han sido las tapas. Antes o después de comer, haya hambre o no, si te tomas una caña, esta ha de ir acompañada de algo de picoteo, un pincho o una tapita. Es indispensable. Dato: La tapa y el pincho son cosas distintas, pues aunque ambos son pequeñas porciones de comida, la tapa suele ser algo más elaborado que requiera cuchillo y tenedor, mientras que el pincho suele servirse con un palillo. Ahora bien, ¿y esto por qué? Pues existen varias versiones, casi todas relacionadas con alcohol, cómo no. Una de ellas cuenta que al rey Alfonso X el Sabio, que se encontraba enfermo, le mandaron unos copazos de vino al día para lidiar con su malestar y, claro, lo que hizo el rey para evitar convertirse en el bufón de la corte fue acompañar el vinillo con algo de comida, que así le sentaba mejor al monarca y se evitaba momentos embarazosos. Otra versión es que la tapa es la solución que encontraron los reyes católicos a las hordas de borrachos que salían noche tras noche de las taberna y los problemas que estos causaban. También son protagonistas Isabel de Castilla y Fernando de Aragón de otra versión, que cuenta que una vez, estando sus majestades en una taberna, había tal cantidad de moscas que el rey pidió una loncha de jamón para tapar su vaso y que el tabernero le dio acompañado de un sarcástico comentario: "Aquí tiene su tapa, majestad". Me pregunto si aquel hombre acabó en el patíbulo, con lo quisquillosos que eran por aquel entonces los soberanos...Siendo realistas, supongo que la tapa, o el pincho, surgió por el hambre que entraba al mediodía, cuando aún quedaba bastante para comer, pero siempre queda mejor cuando el origen es alguna vieja historia.

En fin, venga de donde venga esta costumbre, el caso es que desde hace mucho acompañamos nuestras bebidas con algo de picar, que así entra mejor, si no que se lo pregunten al rey Alfonso X.

Isabel Esparza Celorrio.